martes, 16 de abril de 2013

Alerta! se gesta el golpe en Venezuela



EE.UU. considera "necesario" y "prudente" el recuento de votos en Venezuela


Kennedy había ganado por el 0.01%





Oposición golpista desata violencia desestabilizadora en Venezuela. 
Seguidores de Capriles causan heridas mortales a este hombre 


Golpe tecnológico, mediático y financiero contra la revolución Bolivariana .

 Apuntes sobre los resultados de la elección presidencial venezolana del 14 de abril 2013: El día domingo 14 de abril 2013 Nicolás Maduro ganó las elecciones presidenciales con el menor margen histórico obtenido en las 18 elecciones que se han realizado en Venezuela entre 1999 y el 2013, desde que Hugo Chávez llegó al poder, como líder del Movimiento Quinta República (MVR), más tarde refundado como Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).


  1. Ello ocurrió luego de que en octubre 2012 Hugo Chávez, fallecido el 5 de marzo 2013, ganara las elecciones presidenciales con una distancia de más de 10 puntos porcentuales y con la menor abstención histórica del país en los últimos 200 años. Esta importantísima victoria electoral ocurrió luego de 13 años de un gobierno bolivariano que siempre ha respondido con innovación, creatividad y eficacia los embates de la incesante injerencia política, financiera y mediática del gobierno norteamericano, y de una maltrecha y profundamente dividida derecha venezolana, peligrosamente integrada por facciones de ultraderecha.
  2. En diciembre 2012 las elecciones regionales aumentaron la distancia entre los partidos que apoyan al gobierno y los partidos opositores. Estas elecciones, que precedieron la contienda del 14 de abril, demostraron que el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), es la primera fuerza política en todos los estados del país, incluido el Estado Miranda (donde Henrique Capriles, candidato perdedor del 14-A, es gobernador). La revolución Bolivariana también es apoyada por el Partido Comunista de Venezuela (PCV), el que tiene una importante presencia en diversos Estados estratégicos, y otros trece partidos de liderazgos principalmente locales.
  3. En las elecciones regionales de diciembre 2012, dirigentes locales, partidarios y militantes del gobierno revolucionario y bolivariano, lograron ponerse al frente del gobierno en siete Estados importantísimos hasta entonces gobernados por la derecha, obteniendo, a nivel nacional, un mayor porcentaje de votos que los obtenidos por Hugo Chávez en Octubre del mismo año.
  4. En éste contexto el mayor éxito de la injerencia del gobierno norteamericano en la vida política venezolana ha sido lograr la unificación formal de los partidos opositores a la Revolución, abanderados en el Movimiento por la Unidad Democrática (MUD – o “lodo” en su paradójica traducción al idioma inglés).
  5. La estrategia electoral de la oposición desde hace más de una década ha sido prometer la continuación de los programas sociales de la Revolución Bolivariana y atender los temas de seguridad ciudadana. La oposición también promete revertir la supuesta falta de libertad existente en Venezuela la que, según palabras del expresidente Brasileño Ignacio Lula Da Silva, el país ya tiene en exceso.
  6. Paralelamente, la oposición venezolana, en explícita confabulación con el Partido Republicano Norteamericano, diversas agencias del Gobierno Norteamericano, y movimientos de ultraderecha de España, Colombia y El Salvador, promueve, ejecuta y financia permanentes acciones de boicot económico, acaparamiento en la distribución de bienes y servicios, y atentados violentos contra personas e instituciones públicas.
  7. No cabe ninguna duda que éstas recurrentes acciones ilícitas son “trabajadas” y magnificadas por los medios de comunicación: radio, prensa escrita y medios wiki y web, que, en más de un 70%, manejan corporaciones privadas opuestas a la revolución bolivariana y socialista de Venezuela. Estas herramientas generan permanente zozobra y temor en grandes contingentes de la población y constituye el mecanismo mediante el cual se mantiene la votación opositora: Manipulación y magnificación del miedo constituyen los principales mecanismos de manejo de la intención de voto contra la revolución. Una revolución que ha elegido el camino más difícil, al estar centrada en la profundización de la democracia, la descentralización, la participación y la protección de las minorías.
  8. La novedad en la estrategia de la oposición, ha sido “el golpe tecnológico”.
  9. El ex presidente norteamericano Jimmy Carter, quien lidera una fundación que acompaña, supervigila y hace seguimiento a procesos electorales en todo el mundo (El Centro Carter), dijo en una rueda de prensa televisada en Septiembre 2012, que luego de haber acompañado procesos electorales en 92 países, léase bien: 92 países, había llegado a la conclusión que el sistema electoral venezolano era el más transparente del mundo.
  10. El gobierno bolivariano se ha confiado además en la “invulnerabilidad” del sistema de votación automatizado puesto en marcha desde el 2004, provisto de múltiples y crecientes mecanismos de validación y monitoreo por todos los actores políticos.
  11. No debe olvidarse, sin embargo, que en computación e informática no hay sistema inviolable, particularmente cuando la oposición cuenta con el apoyo de la tecnología, técnicos y asesores de la inteligencia del gobierno norteamericano.
  12. Estas elecciones fueron particularmente marcadas por cortes sistemáticos del suministro de la energía eléctrica, mecanismo básico para desconfigurar y dañar sistemas computacionales. Solo en el Estado Bolívar se cortó el suministro eléctrico de 24 recintos electorales dos días antes de las elecciones. Además, en la tarde de ayer fueron “hackeados” las cuentas “tweeter” del Presidente Nicolás Maduro, del PSUV, la página web del PSUV, y se detectó numerosos intentos de “hackeo” al Consejo Nacional Electoral (CNE) desde Miami, casual trinchera del partido Republicano de Norteamérica y de la delirante oposición venezolana en el “exilio”.
  13. El candidato perdedor de las elecciones presidenciales venezolanas, Henrique Capriles, se apresuró sin tacto ni respeto por la sólida institucionalidad electoral venezolana, a decir que no reconoce los resultados electorales y a señalar, burdamente, que él cuenta con “otros datos”.
  14. Todas las encuestadoras dieron por ganador a Nicolás Maduro por un margen que fluctuaba entre ocho y catorce puntos porcentuales. Sin embargo, los resultados obtenidos y entregados por el CNE en su primer boletín del día 14 de abril, con más del 99% de las actas escrutadas, no guardan relación con los resultados de las encuestas, ni con la marcada tendencia de las elecciones de octubre y diciembre 2012, que mostraron al gobierno bolivariano en pleno apogeo.

  1. Las encuestas de opinión aplican técnicas avanzadas de la medición y análisis estadístico. Pueden equivocarse pero nunca por un margen tan amplio, y menos todas ellas, como en el caso de las elecciones presidenciales venezolanas del 14 de abril. No resulta para nada creíble que el candidato de oposición haya atraído más de un millón de nuevos votos o pocos días desde la realización de las últimas encuestas que lo marcaban como distante perdedor.
  2. Cabe también señalar que el proceso de la revolución bolivariana, con todas sus dificultades, no está en absoluto exento de profundas falencias, las que son permanente señaladas por ciudadanos comunes, las redes sociales, dirigentes y militantes de los partidos progresistas, por el mismo Hugo Chávez y ahora el presidente Nicolás Maduro, como nueva cabeza indiscutible del proceso. Sin embargo éstas dificultades y falencias no explican por si solas que se haya ganado las elecciones por una margen tan estrecho.
  3. Por todo lo anteriormente expresado, es muy probable que una auditoría del 100% de las actas electorales dejará al descubierto el golpe tecnológico que operó en estas elecciones, como nuevo ingrediente de la acción opositora. Dicha auditoría serviría para demostrar una vez más la cara profundamente antidemocrática, no sólo del MUD, sus principales dirigentes y su candidato electoral, sino además de las fuerzas políticas internacionales que lo financian y apoyan, muy particularmente el gobierno norteamericano.


    Sergio León Balza
    Venezolano residente en Chile
    RUN – Chile: 12.134.868-3
    CIV – 2.766.098



    Capriles llama en directo a la guerra

     Atacados ocho CDI en Carabobo.
    Los grupos de choque intentaron incendiar varias petrocasas construidas en Bucaral, sector Flor Amarillo. "La comunidad reaccionó rápidamente y logró sacarlos de ahí.



     Grupos violentos arremetieron contra 11 CDI en Zulia

Salen las guarimbas
http://www.noticias24.com/venezuela/noticia/162834/opositores-se-concentran-en-tachira-para-protestar-en-los-alrededores-del-cne-fotos/

El pueblo venezolano se defiende del ataque

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El pajarito de Chavez
Cierre de campaña electoral de Maduro


En Uruguay Sanguinetti y Heber dudan del resultado electoral en Venezuela http://youtu.be/rGYLGNW5iQI

Elecciones en Venezuela
El 14/A y la zaga de Washington

por Carlos Fazio
La Jornada, México

Golpismo, terrorismo mediático y desestabilización contra la Venezuela bolivariana
La campaña estadunidense de desestabilización de la Venezuela poschavista proseguirá tras los comicios de este domingo. Así ha sido bajo diferentes modalidades guerreristas desde que el presidente Hugo Chávez arribó al Palacio de Miraflores, en febrero de 1999, y seguirá tras la victoria del candidato socialista Nicolás Maduro.
El inquilino de la Casa Blanca, Barack Obama, sabe que el triunfo del candidato oficialista será incontrastable. La derrota del opositor Henrique Capriles, representante de la ultraderecha empresarial, fue anticipada a finales de marzo por el director de inteligencia nacional de Estados Unidos, James Clapper, y por el jefe del Comando Sur del Pentágono, general John Kelly. De allí que Washington seguirá canalizando millones de dólares para aceitar operaciones encubiertas y las diversas modalidades de la guerra de espectro completo (golpes suaves, guerra de baja intensidad, asimétrica, de información o cuarta generación, mediática, económica) contra el proceso bolivariano venezolano.
En lo inmediato, es previsible que la Casa Blanca y sus aliados intenten sembrar dudas sobre la transparencia del proceso electoral. Que aleguen fraude, llamen a una sublevación ciudadana y que recrudezcan las acciones dirigidas a fabricar un clima de anarquía, desestabilización social e ingobernabilidad. Nada nuevo. Desde la primera campaña electoral de Chávez, en 1998, ante lo inevitable de su victoria, las usinas de la guerra sucia mediática en Washington lograron posicionar en CNN y la prensa corporativa privada de Estados Unidos, Europa y América Latina una serie de ideas matrices, tales como golpista, traidor a la patria, demagogo, fundamentalista de izquierda, comunista, populista radical, dictador, dirigidas a manufacturar una leyenda negra del ex comandante de paracaidistas, quien, tras salir de la prisión, llegaría al gobierno por la vía legal, constitucional y pacífica.
Junto con la diplomacia de guerra del Departamento de Estado y las acciones encubiertas del Pentágono y la Agencia Central de Inteligencia (CIA), esas y otras categorías, utilizadas como insumos mediáticos para la construcción social del miedo, la manipulación sicológica de la población, la generación del odio político y la incitación a la violencia y la guerra fratricida entre venezolanos, fueron abonando el camino hacia el golpe de Estado de abril de 2002.
Del golpe mediático al paro patronal insurreccional
El de aquel 12 de abril fue un golpe cívico-militar clásico, oligárquico, corporativista, de ultraderecha, de factura estadunidense. Fue un golpe con olor a petróleo y a reacomodos geopolíticos continentales. El siguiente objetivo era Cuba. No fue difícil adivinar la mano de Otto Reich detrás de la asonada. El ex embajador de Estados Unidos en Caracas, viejo halcón ligado a la CIA y a la mafia terrorista cubano-estadunidense de Florida, lo fraguó junto con su jefe en la Casa Blanca, John Maisto, subsecretario de Estado para Asuntos Hemisféricos y antiguo procónsul en Panamá. Como revelaría después la revista Newsweek, Reich mantuvo contacto personal con el magnate de la televisión venezolana, Gustavo Cisneros, en cuya oficina de Venevisión se coordinó la conjura, y también guió personalmente por teléfono a Pedro Carmona una vez que éste se juramentó presidente ante Dios Todopoderoso, con la bendición de Baltasar Porras, presidente de la Conferencia Episcopal. La vieja santa alianza: Dios, la espada y el poder del dinero, con los cuatro jinetes del Apocalipsis (como los llamaba Chávez): las cadenas privadas Venevisión, Radio Caracas Televisión (RCTV), Globovisión y Televen, que, abandonando el periodismo, usaron todos sus poderes de persuasión y coprotagonizaron el primer golpe mediático del siglo XXI para ganar una guerra que se libraba por el petróleo.
Fracasada la conspiración teledirigida desde Washington, restituido Chávez por el pueblo y militares leales en Miraflores, los poderes fácticos y la prensa libre siguieron azuzando la histeria de una clase media bombardeada mediáticamente con mensajes de odio clasista. Y hacia diciembre de 2002, un nuevo cronograma golpista estaba en curso: la operación Septiembre Negro, que con cuatro meses de retraso seguiría un plan maestro, con eje en una huelga insurreccional de los capitanes de industria, grandes latifundistas, ganaderos y la llamada nomenclatura gerencial de Petróleos de Venezuela (Pdvsa), bajo la cobertura política e ideológica de las principales corporaciones multimedia de Venezuela y las Américas.
La estrategia subversiva de los dueños del gran capital figuró en el Dossier Confidencial No. 5, impulsado por la Coordinadora Democrática, los grupos oligárquicos agrupados en Fedecámaras, sus aliados de la corrupta Central de Trabajadores de Venezuela y miembros de la derecha conspirativa agitados desde el exilio por el ex presidente Carlos Andrés Pérez. Incluía un paro cívico de características cuasi-insurreccionales, que debía combinarse con una huelga de la gerontocracia de Pdvsa, sabotajes contra puntos neurálgicos de la economía venezolana, autoatentados, actos terroristas y agitación en las calles; todo ello aderezado con la utilización mediática de técnicas de la guerra sicológica de la CIA y el Pentágono −incluida la propaganda negra, el rumor y la mentira−, dirigidas a explotar los deseos emocionales de la población, mediante la persuasión, la sugestión compulsiva y el odio de clases.
Sin embargo, una vez más Chávez logró sacar al país de la antesala de una guerra civil, y sin disparar un solo tiro derrotó a la oligarquía racista y sus aliados.
El 15/F y la guerra asimétrica de Washington
El 15 de febrero de 2009, la aprobación de una enmienda constitucional que le permitiría eventuales postulaciones sucesivas a todos los cargos de elección popular, revalidó en las urnas el liderazgo de Hugo Chávez y dio legitimidad al proyecto de un socialismo para el siglo XXI. Eso fue una mala noticia para Washington y sus palafreneros intelectuales, que consideraban a Chávez una fuerza negativa en el concierto interhemisférico, según la visión ratificada por el entonces flamante presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
Lo que vendría era predecible: dado que Venezuela estaba incluida entre las amenazas globales a la seguridad nacional de Estados Unidos, Obama persistiría en la guerra asimétrica contra Chávez. En enero de ese año, durante su audiencia de confirmación en el Capitolio, el flamante número dos del Departamento de Estado, James Steinberg, dijo que Washington había cedido durante demasiado tiempo el campo de juego a Chávez. Según el ex asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca y antiguo analista de la Corporación Rand –un think tank al servicio del Pentágono–, las acciones y la visión chavista no servían a los intereses de los venezolanos ni a la población de América Latina. La vieja fórmula de Henry Kissinger recetada al Chile de Salvador Allende en 1973. Eso, en el lenguaje orwelliano, debía leerse como que Chávez resultaba hostil a los intereses geoestratégicos del imperio y del complejo militar industrial. De allí que Washington insistiría en su guerra encubierta, sin reglas ni prohibiciones, que algunos expertos militares han definido como un conflicto de cuarta generación.
A diferencia del combate militar tradicional y de las guerras relámpago y de desgaste, la guerra de cuarta generación –que puede adquirir dimensiones sicológicas y físicas, echa mano de técnicas de comunicación y marketing y hace un uso sicoanalítico del biopoder– aprovecha la asimetría estratégica entre las partes para obtener ventajas. Ése ha sido el modus operandi de Washington respecto de Venezuela desde antes y durante el fallido golpe de Estado de abril de 2002, continuado después con el sabotaje petrolero y el referendo revocatorio.
En la coyuntura del 15/F, los círculos de inteligencia de Estados Unidos instrumentaron la operación Jaque al Rey, una maniobra conspirativa tramada en Puerto Rico en enero anterior. Allí, con la presencia del director de Globovisión, Alberto Federico Ravell; del titular de Primero Justicia, Julio Borges, y otros golpistas venezolanos, y con la participación de dirigentes del Partido Social Cristiano de Chile, de Eduardo Frei, estrategas estadunidenses ajustaron nuevos planes de desestabilización. Sabían que una eventual relección de Hugo Chávez en los comicios de 2012 significaría la consolidación de los procesos de cambio en varios países del área andina y de las alianzas subregionales, en detrimento de los intereses económicos y de clase de la Casa Blanca, las corporaciones y sus aliados nativos.
La reacción de la plutocracia venezolana y los grandes medios inscritos en la guerra mediática de matriz estadunidense dejaba entrever una nueva fase de la confrontación. En un intento por posicionarse ante el nuevo escenario, el comando derechista asesorado por Washington reivindicó como una victoria parcial haber superado el techo histórico de 5 millones de votos antichavistas. Sobre esa base, con apoyo de fundaciones estadunidenses y europeas conservadoras (Cato Institute, Heritage, Konrad Adenauer, la española FAES), de políticos conservadores (Madeleine Albright, José María Aznar, Eduardo Frei, Václav Havel, Lech Walesa) y mesías intelectuales al servicio de la contrarrevolución (Mario Vargas Llosa, Carlos Alberto Montaner, Enrique Krauze, Jorge G. Castañeda et al) intentarían influir en la opinión pública con eje en la gastada consigna: Chávez totalitario versus una derecha que se disfraza de izquierda.
Ese frente unido conservador utilizó herramientas como el Comité Internacional para la Democracia en Cuba, adscrito al Plan Bush (la Comisión para la Asistencia por una Cuba Libre) y la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA). Todos habían venido apoyando las revoluciones de colores y los golpes suaves en las ex repúblicas soviéticas, y alentando la subversión en Cuba, Venezuela, Bolivia y Ecuador. Era previsible, pues, que el gobierno de Obama intensificaría, como lo hizo, las actividades de inteligencia, contrainteligencia y el cerco financiero contra Venezuela, mientras generaba desestabilización política mediante protestas callejeras y movimientos de caos planificado. Pero en la coyuntura del 15/F, de nuevo, la batalla la ganó Chávez.
Chávez derrota a la diplomacia pública de Estados Unidos
El 7 de octubre de 2012, Chávez enfrentaría en una nueva elección al candidato opositor Henrique Capriles Radonski. Y de nueva cuenta, junto a la cartelizada prensa occidental, uno de los grandes perdedores de los comicios fue un viejo actor encubierto, la llamada Oficina de Diplomacia Pública de Washington.’ Alimentadora del terrorismo mediático desde los años de la guerra fría, la oficina dedicada a la desestabilización de los procesos democráticos y populares del área trabajó sin denuedo entre finales de julio de ese año y el día de las elecciones para tratar de imponer una serie de ideas fuerza que, direccionadas a/y reproducidas por los principales medios de Estados Unidos, América Latina, Madrid y Londres, buscaron posicionar al candidato Capriles, a contracorriente de las principales firmas encuestadoras, que daban como claro ganador a Chávez.
Un principio rector de la campaña fue que Capriles no estaba compitiendo contra Chávez, sino contra un eje conformado por una junta de narcogenerales, políticos nepotistas y cubanos (sic), que planearon utilizar la elección como medio para controlar Venezuela después de que Chávez, aquejado de una enfermedad terminal, quedara incapacitado o muriera. Ergo, que a través de la intimidación, la violencia y el fraude electoral, se trataba de perpetuar un chavismo sin Chávez.
Asesorada por Shlomo Ben Ami y Alon Pinkas, expertos propagandistas y diplomáticos israelíes, la campaña buscó fabricar la candidatura de Capriles como un hombre serio, que ofrecía estabilidad, fiabilidad, predictibilidad económica y un mejoramiento tangible en las relaciones de Venezuela con el mundo. Con él, el país se convertiría en una democracia vibrante y abierta, en remplazo de una oligarquía militar-autoritaria. El cronograma de 84 días fue diseñado con base en la matriz de opinión: Henrique Capriles Radonski versus el eje Narco-Junta-Cuba y los peligros de una Venezuela pos Chávez dirigida por una dictadura castrense autoritaria.
En los 10 días previos al 7 de octubre, la campaña intensificó la información e inteligencia disponible sobre la salud de Hugo Chávez, las presuntas luchas intestinas al interior de las fuerzas armadas venezolanas, los conflictos entre los narcogenerales, la intromisión y el involucramiento directo de Cuba, así como la manipulación potencial, las irregularidades y el fraude en las elecciones, con base en el impulso estratégico principal del plan: si en el futuro Venezuela sería una democracia o seguiría gobernada por una narcojunta y Cuba ( narcojunta- Cuban ruled).
El 14/A y la guerra de símbolos
Pero Chávez y los venezolanos también le ganaron la partida a Washington. El empate técnico resultó un fraude de los para-periodistas de El País de Madrid y mitoteros afines. Pero la guerra continuaría. En vísperas de la muerte del mandatario venezolano, el 5 de marzo de 2013, la guerra mediática se dirigió contra su delfín, Nicolás Maduro, con énfasis en el plano mediático y el uso de imágenes. En la coyuntura, el especialista en campañas negativas y guerra sucia electoral, Juan José Rendón, y los expertos estadunidenses en manipulación de masas intentaron apropiarse de la simbología chavista y enfrentar al mito Chávez con Simón Bolívar. En otra maniobra de distracción y confusionismo ideológico, ante la imposibilidad de ganar los comicios, la misma derecha que vilipendió y secuestró el pensamiento del libertador Simón Bolívar y lo transformó en un nicho vacío, intentó apropiárselo y usarlo contra quien le dio carácter humano y popularizó su significado político.
El 5 de marzo, Venezuela expulsó al agregado aéreo de la embajada de Estados Unidos en Caracas, David del Mónaco, y a su segundo, Devlin Costal, por realizar actividades ilegales y proponer proyectos desestabilizadores a oficiales de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. También se dieron a conocer alertas de sabotajes por mercenarios salvadoreños y funcionarios estadunidenses dirigidos a desestabilizar el país. Las investigaciones apuntaron a Sharon Vanderbeele, oficial de la CIA en Caracas, bajo la fachada de la Oficina de Asuntos Regionales (ORA).
El 5 de abril, Wikileaks vendría a revelar lo que muchos sabían: que durante su estancia al frente de la misión diplomática en Caracas, el embajador de Estados Unidos, William Bronwfield (2004-2007), destinó 15 millones de dólares de la Agencia para el Desarrollo Internacional (AID) para entrenar y capacitar técnicamente a más de 300 organizaciones no gubernamentales venezolanas, con el fin de que ejecutaran planes desestabilizadores en los reiterados intentos de Washington por derrocar a Chávez.
El foco de la estrategia de cinco puntos fue fortalecer instituciones democráticas, infiltrarse en la base política chavista, dividir al chavismo, proteger negocios vitales para EU y aislar a Chávez internacionalmente. Parte de los recursos sirvieron para financiar reuniones en Venezuela y otros países de la región, de líderes políticos, conferencistas y profesores universitarios adscritos a la derecha totalitaria internacional.
Actos como el que la semana pasada protagonizaron, entre otros, Mario Vargas Llosa, José María Aznar, Luis Alberto Lacalle y Carlos Alberto Montaner en Rosario y Buenos Aires, Argentina, verbigracia, para denostar al populismo y la semidictadura chavista. Los herederos y propagandistas de Franco, Videla, Gregorio Álvarez y Batista en campaña contra Nicolás Maduro, siguiendo las matrices de opinión de Washington para desestabilizar a Venezuela.



Informe en colaboración con Noticias Uruguayas





4 comentarios:

  1. Heber y Sanguinetti, son la representacion de la oligarquia y de los terratenientes. No es sorpresa, que les duela que Venezuela siga con su revolucion. Con esperanza que las proximas generaciones echaran estos 2 malandros del pais o a sus descendientes.

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  2. Sanguinetti todavia tiene casos pendientes.
    La impunidad de proteger a los dictadores y militares, el negocio del cangrejo rojo.
    Heber debiera de investigar a fondo lo que le pasa a la familia de el que cobro una muerte por una botella de vino de regalo. Tendria que estar mas preocupado de investigar el caso a fondo que estar metiendo las narices en casa ajena Venezuela. O es que tienen tanto miedo que se propague en toda Latinoamerica?

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  3. Capriles no me extranaria que su propaganda fue bancada por la derecha, y La CIA, oligarcas y exilados ricos en Miami. Como Sanguinetti y Heber no van a apoyar a este microbio, que ellos mismos son como protozoarios. Fuerte penicilina para combatir estos microbios.

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  4. Lo que en realidad importa en estos momento es que no muera nuestra constitución del 99, en especial en sus Art. 57 y 58, lo cuales indican cual es la verdadera información y la verdadera expresión, Espero que no sea contraproducente lo que voy a decir pero en mi opinión el gobierno esta atrapado entre estos dos artículos, a mi opinión no encuentra el tiempo y el espacio para tratar el terrorismo mediático a que nos tienen sometidos Globovision, Venevision, etc y todas las cablearas privadas, quienes mienten deliberadamente a la población, Los motivos de esta mentiras se enredan en lo político y el crimen organizado, dando pies a un sin numero de irregularidades que dañan de manera directa al país y lo que es peor la secuelas que quedan como daños colaterales dentro y fuera de Venezuela, serán de dimensiones incalculables
    Todos los venezolanos estamos cociente sin importar nuestro estatuad social que un pequeño grupo de familias de origen extranjeros son las que se han agrupado para seguir saqueando a nuestro país, pero de manera insólita seguimos apoyándolo directa y indirectamente sin importa el daño que nos causen los Cisneros, Capriles, Ravell, Mendoza, etc, quienes han monopolizado la industria de las comunicaciones deliberadamente por varias décadas. Si los seguimos apoyando al consumir los producto que en las mayorías de los casos importan y también salimos corriendo a comprarles
    Es aquí en donde hago inca pies de que el gobierno esta fallando al no dejar que los Art. 57 y 58 de la CRBV, sean interpretado por la colectividad, de manera idónea o sea que en los programa de radio y televisor del pueblo el moderador deje al denunciante actuar por su propios medios y no se sienta como un representado del gobierno digo esto por la sencilla razón que hay que darle el concepto de protagonismo y participativo al constituyente, pero por lo que al canal de noticia 24 de Globovision en gobierno esta obligado a sancionar con todo el peso de la leyes venezolana, a los delitos de leza humanidad en que este canal comete deliberadamente, en contra parte están todas las trasmisiones de los canales fascistas privados, quienes hacen un charquito y traen al mas pobre de una comunidad X para que se lamente por mas de media hora siempre y cuando hable mal del gobierno, en lo que a crimen organizado me refiero a los daños que se le han causado a la pequeña empresa quienes son estimulado perennemente por los periodistas independiente desde los espacio del canal Globovision esto con la intención de que su capital se fracture para luego ser absorbido por los grandes empresarios quienes siempre4 son banqueros y aseguradores que en su mayoría han obtenidos su riquezas de modo fraudulento y como apéndices de los gobiernos de la cuarta república. Gracias a dios para la fecha se han visto movimientos en el cuadro de la oposición que indican que el juego esta perdido...

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